- Al final de la temporada de caza muchos animales son maltratados y ahorcados
Dos meses después, Suerte presenta una silueta musculada, corre veloz como el viento y ligero como una pluma. Gracias al programa de adopciones, en unos días se marchará a Finlandia en busca de una vida mejor. Como su propio nombre indica, ha tenido suerte. Al final de cada temporada de caza miles de galgos son ahorcados, quemados vivos, arrojados a pozos o apaleados, y los más afortunados, abandonados en malas condiciones. Son animales cuyas virtudes se han convertido en su mayor perdición.
"Se trata de una raza que en la antigüedad estuvo venerada, pero hoy día son perros de usar y tirar para la mayoría de los cazadores", explica Manzano. Hoy comienza la época de caza y es el propio galgo el que hace las veces de arma, "son herramientas prescindibles para sus dueños cuando el animal ya no es útil, cuando su velocidad mengua", añade.
Este sábado varias asociaciones y particulares acudieron a la calle Larios acompañados por sus galgos ataviados con lazos negros en repulsa por el sufrimiento de estos perros y para reclamar la prohibición de la caza con estos animales.
Los participantes coincidían en que los galgos son animales muy dóciles, nobles y tranquilos, "sin necesidad de estar corriendo todo el día como suelen decir quienes se lucran de ellos con la caza y con las apuestas en las carreras", apuntaron.
Ahorcar a estos canes en un árbol o 'hacerles bailar' y 'tocar el piano' -como les han bautizado los galgueros- es una de las torturas más comunes. "Les arrancan el chip y les atan una cuerda al cuello mientras el animal se mueve hasta morir. Suelen decir que no vale la pena malgastar una bala y por eso utilizan estas formas tan crueles", subraya Manzano.
La presidenta de la Protectora de Animales lamenta que no cuenten con ayudas por parte de la Junta de Andalucía por el trabajo que realizan en la provincia malagueña y critican la impunidad con la que actúan los galgueros en la cría de sus perros. "Los tienen en zulos, a oscuras y alimentados con pan duro. La Junta permite que los cazadores los aten a los coches para que corran sin parar y, además, les dan subvenciones", apostilla Manzano.
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