Cuando la enfermedad obligó a los veterinarios extraerle los ojos a Lily, una gran danés, las perspectivas de vida de ella no parecían muy buenas. Pero nadie contaba con que su amigo Maddison intervendría como un perro guía para ella.
Esto se vuelve más difícil, pues si alguien se interesa en el gran danés, ha de saber que no viene sólo. En realidad no se pueden separar. Tienen desde julio esperando a que alguien los adopte.
Lily, que ahora tiene seis años, fue atropellada cuando era un cachorro, el accidente dañó de modo irreparable su globo ocular. Fue entonces cuando Maddison, que actualmente tiene siete años, se acercó a ella y han tenido una relación muy especial.
Al perder su vista, Lily ha desarrollado otros sentidos para saber cuando Maddison está cerca de ella. Duermen juntos y ellos comprenden muy bien sus ladridos, que son diferentes a lo ordinario. Ellos se llevan muy bien y disfrutan de su compañía mutua. ¡Ojalá alguien los adopte a ambos!
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