¿Cómo llegó a vuestro hogar ?
Acababa de perder a tres galgos consecutivamente. Uno tras otro, por diferentes causas, murieron. Yo estaba desolado y no podía sentirme capáz de vivir sin otro perro. La persona que me proporcionó a Dimitri (Uno de ellos. Un borzoi), me dijo que me guardaría un cachorro de una próxima camada de la madre de Dimitri.
Mientras le esperaba con ansiedad durante meses, una prima me llamó para decirme que una conocida de una amiga se había encontrado a una galga abandonada en el Retiro. Me dijo que si no la quería, la llevarían a un refugio, pués ella ya tenía tres perros. Yo, sin pensarlo, dije que no. Que ya era mía. Me puse en contacto rápidamente con la chica en cuestión. Me habló de quedar para verla en unos cuantos días. Yo le dije que no podía esperar tanto y entonces quedamos para el día siguiente. Me costó dormir. No la conocía, pero ya la quería muchísimo. A la mañana siguiente, mi hermano y yo corrimos al Retiro, donde habíamos quedado. Nosotros llegamos antes que ellas. Cuando, desde lejos, las ví venir, me emocioné como un padre adoptivo al que le traen una niña desde China. Al momento ya estábamos besandola y mi hermano limpiandole las legañas. Así llegó Lolita a casa. Enseguida fué bañada, alimentada y presentada en sociedad. Y le hizo su primera visita al veterinario para revisión, vacunas, etc.
Unos meses después, llegó la cachorrita Tallulah, la borzoi.
¿ Cómo definirías el carácter y su adaptación a la vida familiar?
Los galgos son inteligentes, cariñosos, sensibles, nobles... y muy hogareños, a pesar de lo que la gente cree. Se adaptó perfectamente. Enseguida nos adoró a todos. Y se hizo demasiado dependiente.
Lolita es felíz donde estemos nosotros. En mi cama o en el sofá con la abuela. De la cual, se preocupa muchísimo. Nos ha dado muchas muestras de lo mucho que es consciente de lo desvalida y enferma que está mi madre. Las dos, Lolita y Tallulah, se portan maravillosamente en casa y con mi madre.
Las dos se vuelven locas de alegría cuando regreso a casa. Cada véz. Y eso que nunca se quedan solas.
Los galgos se portan increíblemente bien en un piso. Aunque la gente, por ignorancia, cree que no es una raza para vivir en pisos. No ladran nunca. Duermen como gatos. Y a pesar de no ser perros pequeños, son delicados, limpios y cuidadosos. Y una compañía maravillosa.
¿Si pudieras echar el tiempo hacia atrás, volverías a tomar la misma decisión y adoptar a Lolita y Tallulah?
Por supuesto que sí. Sin dudarlo ni un segundo. Y además, mi deso sería seguir teniendo galgos (sin menospreciar a ninguna raza o mestizos) toda mi vida. Todo el mundo que conozco que ha adoptado un galgo u otra de las razas consideradas (estúpidamente) sólo de caza, como podencos, están encantados de haber tomado la decisión de adoptarlos. Todos.
Antes pensaba que no podía vivir sin la compañía de un perro. Ahora, sin la compañía de un galgo.
2 comentarios:
¡No lo había visto! ¡Perdóname!
Me emociona verlas siempre en otro blog que no es uno de los mios.
Vuelvo a releer lo que cuento de ellas y pienso que podía haber añadido mil cosas más. Todas buenas.
Espero que la gente, poco a poco, abra los ojos y sus corazones a estas razas que no son consideradas para vivir en un piso. ¡Que gran error!
Muchas gracias, Nayr.
Un beso.
He visto este post en facebook. Por favor, dá por mí las gracias a Ro Maiz, Lola Nuño y Sylvia, por lo que dicen de mí. Yo no puedo dejar comentarios.
Gracias y besos. ¡Me hareis llorar!
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