La
pasada noche fue la peor de su existencia. Y como buen perro abandonado
ha debido tener muchas malas noches de frío, de soledad y sobre todo de
miedo. Pero el sufrimiento que ha padecido Kero esta noche creo que es
inigualable.
Anoche recibíamos un aviso de un animal atropellado. Una sola foto de la criatura tendida en el suelo, ensangrentado, y otro mensaje explicando que no lo encontraban, que no estaba. Horas dando vuelta al mismo tema sin encontrarle explicación, ¿cómo puede desaparecer un animal así? alguien debió llevárselo. Y enterarte de que efectivamente se lo llevó alguien, pero no a una clínica, sino a la perrera.
Más de 12 horas con una pata rota, con el hueso atravesando la piel, con la pata abierta de arriba abajo. Más de 12 horas desde que un coche pasara POR ENCIMA de su patita.
Una patita de un perro de 12 kilos, de un perro que apenas tiene un año. De un perro que a pesar de la brutalidad de su estado se afana en dar besitos cuando entre quejidos es consciente de que estás a su lado.
Sin duda el miedo debe ser un sentimiento con el que está muy familiarizado. También es nuestro eterno compañero, pues lo identificamos en muchos rostros muy a menudo.
La primera mirada, ese justo instante en mis ojos se han cruzado con los suyos, ha sido de pura angustia. De dolor, de pánico, en el más estricto y amplio sentido. De súplica.
Sin duda el miedo debe ser un sentimiento con el que está muy familiarizado. También es nuestro eterno compañero, pues lo identificamos en muchos rostros muy a menudo.
Dicen que hay miradas que dicen mucho más que mil palabras, y sin hablar Kero lo ha dicho todo. Nunca había visto una desolación igual.
Kero ya está atendido, hospitalizado a la espera de que el especialista pueda valorar qué podemos hacer por su patita, recuperando su temperatura corporal ahora baja por la sangre perdida, descansando. Tiene quemaduras por todo el abdomen y cara interna de las patas traseras, por el arrastre sobre el asfalto. Tiene la pata destrozada e infectada, sin saber si podrán hacer algo por conservarla.
Nosotras tuvimos claro desde esa primera foto que rescatar a Kero implicaba una nueva carga en todos los sentidos, un nuevo camino de emprender a su lado cuando aún no encaminamos el de otros rescatados a nuestro cargo.
Pero también tuvimos clara una cosa. Que esa sería su última noche de sufrimiento.
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Más de 12 horas con una pata rota, con el hueso atravesando la piel, con la pata abierta de arriba abajo. Más de 12 horas desde que un coche pasara POR ENCIMA de su patita.
Una patita de un perro de 12 kilos, de un perro que apenas tiene un año. De un perro que a pesar de la brutalidad de su estado se afana en dar besitos cuando entre quejidos es consciente de que estás a su lado.
Sin duda el miedo debe ser un sentimiento con el que está muy familiarizado. También es nuestro eterno compañero, pues lo identificamos en muchos rostros muy a menudo.
La primera mirada, ese justo instante en mis ojos se han cruzado con los suyos, ha sido de pura angustia. De dolor, de pánico, en el más estricto y amplio sentido. De súplica.
Sin duda el miedo debe ser un sentimiento con el que está muy familiarizado. También es nuestro eterno compañero, pues lo identificamos en muchos rostros muy a menudo.
Dicen que hay miradas que dicen mucho más que mil palabras, y sin hablar Kero lo ha dicho todo. Nunca había visto una desolación igual.
Kero ya está atendido, hospitalizado a la espera de que el especialista pueda valorar qué podemos hacer por su patita, recuperando su temperatura corporal ahora baja por la sangre perdida, descansando. Tiene quemaduras por todo el abdomen y cara interna de las patas traseras, por el arrastre sobre el asfalto. Tiene la pata destrozada e infectada, sin saber si podrán hacer algo por conservarla.
Nosotras tuvimos claro desde esa primera foto que rescatar a Kero implicaba una nueva carga en todos los sentidos, un nuevo camino de emprender a su lado cuando aún no encaminamos el de otros rescatados a nuestro cargo.
Pero también tuvimos clara una cosa. Que esa sería su última noche de sufrimiento.
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