Los niños de ocho años podrán cazar en Baleares con perros y sin armas
Según la nueva ley de caza del archipiélago, los menores deberán ir acompañados de un adulto
El PP con mayoría absoluta ha apelado a la “cultura popular”
La diputada del PP Assumpció Pons apeló a las raíces, la tradición y la “cultura popular” para defender este punto de la reforma, que cuestionaron Cosme Bonet, del PSOE, y Antoni Alorda, del grupo econacionalista Més. El diputado Bonet, politólogo de origen rural y de familia de guardas de caza, argumentó su rechazo aludiendo al accidente que sufrió el nieto del Rey Froilán Marichalar en abril de 2012 en Soria, cuando el niño, de 13 años, se disparó en un pie con una escopeta prohibida a los menores de 14.
La reforma liberalizadora ha sido impulsada por las sociedades de cazadores y propietarios de cotos y ha sido aprobada, por urgencia en un pleno extraordinario, antes de que se abran las primeras vedas. Los niños pequeños serán considerados “cazadores acompañantes” y podrán acudir a las cacerías tradicionales sin armas de fuego, bajo el amparo de sus familiares o cazadores adultos.
Al gestarse la nueva norma, la consejera de Medio Ambiente de Mallorca, Catalina Soler, del PP, aseguró que atiende a los “rasgos patrimoniales y culturales de identidad de las islas”. La izquierda insistió en su rechazo a la presencia de niños en “el ejercicio de la caza”, sin ni siquiera un control oficial ni examen previo para ser cazador.
En Baleares es tradicional la caza del conejo con podencos autóctonos (cans eivissencs), que detectan la pista del roedor, lo cercan y persiguen hasta atraparlo con la boca. Esta actividad centenaria resulta muy plástica, según sus aficionados. También con perros y lazos se capturan cabras en la montaña.
Otras modalidades de caza local insular son la de los tordos al paso con redes en coll, en vías de vuelo de montaña, o la captura de perdices con trampa-lazo, arcaica tradición de Menorca que el PP autorizó también en Mallorca, donde apenas tiene arraigo. Los hurones se usan para localizar conejos que se escapan y se esconden en muros o entre piedras. La cetrería es una caza marginal y las hondas prehistóricas para el tiro con piedra se usan solo en exhibiciones.
Los ecologistas del GOB (Grupo de Ornitología Balear) denuncian que se han adoptado medidas a la carta para favorecer a los cazadores. Los proteccionistas critican que los menores puedan ahora “desarrollar todas las acciones inherentes al ejercicio de la caza” y cuestionan la influencia en la formación del menor del hecho de contemplar “cómo se da muerte con las manos a los tordos o los conejos atrapados” por redes o perros. “No es edificante ni positivo para el desarrollo de la personalidad social y el fomento del respeto a la naturaleza”, dice el GOB.
El abogado Gabriel Lladó, cazador, de Mallorca, respondió a las críticas a la reforma con un mensaje en Twitter: “Todos empezamos a cazar de la misma forma: detrás del padre, desde pequeño y con los ojos bien abiertos. Ningún problema, pues”.
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