El Juzgado de lo Penal número 1 de Toledo ha
dictado la primera sentencia que condena en España a un cazador por
ahorcar a sus galgos, según confirmó ayer a ABC la Asociación BaasGalgo,
que ha ejercido la acusación popular con el asesoramiento del abogado
Sergio García-Valle, especialista en este tipo de casos.
El inculpado, vecino de la localidad toledana
de Fuensalida, ha sido condenado a 7 meses y medio de prisión, así como a
la inhabilitación especial durante dos años y un día para el ejercicio
de la profesión, oficio o comercio relacionado con los animales. Esta
inhabilitación se extiende, según la sentencia, a que no cace con
galgos, no posea galgos ni comercie con ellos. Tampoco podrá ejercer
como presidente ni otro cargo en ninguna asociación relacionada con caza
con galgos durante ese tiempo.
El origen de esta sentencia se remonta a dos
años atrás, cuando los cadáveres de dos jóvenes galgos, de 22 meses y
cinco años, fueron hallados en la localidad toledana de Fuensalida.
Miembros de la Asociación BaasGalgo, fundada en 2009, encontraron
primero a un galgo sin identificar con una pita atada al cuello: había
sido ahorcado.
«Un gran paso»
Pero a los componentes de esa agrupación les
pareció muy extraño el movimiento de tierra que había en las
inmediaciones y comenzaron a excarvar con las manos hasta que
encontraron los cadáveres de Iniesta y Bola; también habían sido
ahorcados. Estos dos animales sí llevaban microchip, lo que facilitó
identificar a su dueño, quien confesó ser el autor de los hechos. Ante
el juez, el cazador afirmó que «desconocía que ahorcar animales fuese
delito», que su abuelo lo había hecho toda la vida y admitió que los
sacrificó «porque tenían defectos y no me valían para la caza».
«Esta sentencia es un gran paso en la lucha por
la defensa de los derechos de los animales», dice la presidenta de la
Asociación BaasGalgo, Beatriz Marlasca, organización que había pedido un
año de prisión. «Este precedente -añade- ayudará a que se reduzcan los
maltratos a los galgos tras la temporada de caza, práctica
desgraciadamente muy extendida entre cazadores de algunas regiones de
España».
La práctica de ahocar galgos al terminar la
temporada de caza, o cuando han dejado de ser útiles a sus dueños, sigue
siendo habitual en España. En Castilla-La Mancha, Fuensalida es el
municipio donde más galgos muertos, maltratados o abandonados ha
encontrado la Asociación BaasGalgo, que cuenta con dos voluntarios en
este pueblo de 12.000 habitantes y un extenso término municipal de 68
kilómetros cuadrados. Del centenar de galgos, la mayoría vivos pero
maltratados, que la asociación ha recogido en Castilla-La Mancha en lo
que va de año, setenta animales han sido encontrados en Fuensalida,
cinco de ellos muertos. «Lo que ocurre en este pueblo es sangrante»,
afirma Beatriz Marlasca, cuya asociación colabora con el Ayuntamiento de
este municipio para frenar esa estadística.
«¡No me explicó cómo a alguien se le ocurre
matar a un galgo!», exclama el alcalde de Fuensalida, Mariano Alonso. El
consistorio ha dado todo tipo de facilidades a BaasGalgo, que ya
ofreció información durante una feria medieval en septiembre y que
también va a dar charlas en los colegios del pueblo a alumnos de 11 y 12
años, además de realizar otras actividades, para concienciarles contra
el maltrato animal.
Igualmente, la concejal de Comunicación, María
Plaza, ha tenido contactos con la asociación local de galgueros, «muy
sensibilizada» con este asunto, para luchar contra esa «lacra». «Estamos
en el camino de cambiar la tendencia y en el último año los números han
cambiado», asegura la edil.
«No me cabe en la cabeza esa práctica. El perro
es el compañero de la jornada de caza al que se le cuida con esmero,
trabajo y esfuerzo», afirma el presidente de la Federación de Caza de
Castilla-La Mancha, Juan de Dios García.
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