Yo solo puedo añadir , galgos ... y podencos, y bracos, y bodegueros, y bretones, y grifones, y .......
una nueva oportunidad
Al año 50.000 galgos son
maltratados y abandonados pero gracias a la labor de voluntarios y de
asociaciones pueden disfrutar una segunda oportunidad
17.08.13 -
07:49 -
EDURNE TAPIA | MADRID
Galgos rescatados y que disfrutan de la compañía de su nueva familia. / 'Galgo Leku'
Hace un año que la vida de Blues, un joven galgo, cambio
por completo cuando una perrera provincial de Valladolid le rescató de
una muerte segura en una cuneta de una carretera. Se encontraba
escuálido, lleno de garrapatas, de suciedad, y con una fractura en la
pierna que dejaba visible el hueso y una gran infección. Tras llevarle a
un veterinario las sospechas de que había sido atropellado fueron
confirmadas. Se hallaba en tan malas condiciones que la única salida que
se veía era el sacrificio. Pero gracias a una llamada de una protectora
el trágico final al que estaba abocado Blues no llegó a suceder, y
ahora se encuentra feliz y recuperado viviendo una segunda vida que
nunca pensó que tendría. Esta es solo una de las historias que Alba
Navarro, vicepresidenta de la asociación 'Galgo Leku', recuerda con más
sufrimiento, dolor y satisfacción por el duro trabajo realizado.
'Galgo Leku' es una de las cientos de asociaciones que hay
en toda España salvando la vida a estos animales tan bellos, nobles y
agradecidos. Nació de la idea de unos amigos que rescataron a dos galgos
y hoy en día ya son 400 a los que han dado una nueva oportunidad. Esta
asociación vasca se encarga de rescatar y salvar a galgos que han sido
abandonados o maltratados, en la mayoría de los casos por los cazadores.
Sin el apoyo económico de las instituciones y con la ayuda de
voluntarios que dedican su tiempo libre y parte de su dinero, han puesto
un grano de arena en esta lacra que el año pasado afectó a 50.000
galgos en toda España.
Con el inicio de la temporada de caza, de octubre a
febrero, empieza el periodo más dramático para los galgos porque
aquellos que no sirven para la liebre son desechados. "A partir de
cierta edad dejan de ser útiles para los cazadores, y cuando termina la
temporada les es más caro mantener a un animal mayor que a uno más
joven. Además, cuando ya tienen cierta edad la velocidad y su forma de
cazar es diferente. Todo funciona por descarte", explica Alba Navarro.
El final de estos perros es siempre trágico. Son ahorcados en olivos con
las patas traseras rozando el suelo y las delanteras moviéndose de
manera compulsiva agonizando hasta dos días antes de morir. Se dice que
se ponen a tocar el piano, pues sus patas traseras se quedan en la misma
posición que la de los pianistas. "Nos hemos encontrados con casos en
los que los perros no han visto la luz en días o que apenas han comido
un trozo de pan en toda la semana", apunta. Además del ahorcamiento,
muertes con sufrimiento y abandonos, hay cazadores que tienen la
costumbre de arrastrarlos por la carretera atados a su parachoques.
Cuando esto ocurre, el dueño se encarga de arrancarles el chip que
identifica quien era su anterior propietario. De esta forma se aseguran
de no dejar ninguna muestra de la brutalidad que acaban de cometer y no
podrán ser multados.
Las casas de acogida
Permanecer encerrados en zulos, entre rejas, y a oscuras
sin apenas socialización crea en el galgo traumas psicológicos de los
que "algunos consiguen recuperarse y hacen una vida familiar, a otros
por el contrario les cuesta mucho más tiempo y nunca llegan a
recuperarse al cien por cien", afirma Navarro. Para que la recuperación
sea mayor y no permanezcan en un centro donde el trato no es tan
personalizado, desde 'Galgo Leku' optan por llevarles a casas de
acogida. "Tiene la gran ventaja de poder controlar mejor al animal,
conocer más acerca de su carácter y te permite tratarlo de forma
individual". Sin embargo "si no hay casas de acogida, no podemos
rescatar", reconoce Navarro. Aún así, en alguna ocasión debido a la gran
cantidad de casos que tenían entre manos han optado por llevarlos
temporalmente a residencias concertadas.
Sin la labor que realizan las casas de acogida sería mucho
más complicado rescatarles del maltrato físico y psicológico que han
sufrido. Quienes conviven con el galgo durante el periodo de
recuperación observan la evolución desde que llegan cabizbajos, miedosos
y lastimados, hasta que se marchan con otra mirada y sin rehuir el
contacto humano. Son quienes le acostumbran al cariño, a la alimentación
o a una cama. "A la mínima que se les trata con un mínimo de respeto
responden de una forma increíble", afirma Navarro. Todo ello con los
consejos y pautas que desde la asociación se les da para que sepan como
deben de actuar cuando hay algún problema.
Al igual que Blues miles de galgos son abandonados,
maltratados y asesinados, pero con la ayuda de voluntarios y centros que
se dedican en cuerpo y alma las veinticuatro horas del día, es posible
contar historias con final feliz que animan a muchos otros a seguir
adelante en la lucha. Una lucha que se ve recompensada cada día que se
ve a un galgo pasear por la calle en compañía de una familia
http://www.elcorreo.com/vizcaya/rc/20130817/sociedad/abandono-maltrato-galgos-201308141402.html
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