La acusación particular, ejercida por el letrado Román Oria en representación de la gijonesa Zita Ll., asegura que el animal falleció tras una larga y penosa enfermedad después de tragar parte del hueso y que se le alojase en el estómago. Presentaba altos niveles de estrógenos (hormonas femeninas), lo que, supuestamente, le fue provocado por el producto, lo que hizo que se le cayese todo el pelo y sufriese un desarreglo funcional.
Ayer las dos veterinarias que lo atendieron durante los tres años de tratamiento expusieron ante la jueza el resultado de los diversos análisis practicados tanto al pastor alemán como al juguete, manifestando que se trata de un producto tóxico «que no puede ser vendido para animales».
Las partes han sido emplazadas a la segunda sesión de la vista oral, que tendrá lugar en enero, en la que está previsto que testifique un perito de Nestlé. Quedará entonces visto para sentencia
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