En fin es mejor que la leais. (gracias Lola por salvarlo y gracias por compartir con nosotros tu historia)
Copio
Antón, cojo por un atropello múltiple (andaba a saltitos con 3 patas, la 4ª la llevaba encogida), estaba desnutrido (no comía, saquito de huesos muy débil) y ni tan siquiera sabía cuándo beber.
Antón tenía dermatitis alérgica, calvas, muchos picores (y sin poder rascarse por su lesión en la pata y posterior operación) y conjuntivitis folicular (con ojos pegados más pérdida del pelo de alrededor de ellos).
Antón sufría una otitis compleja de tratar que le hacía cabecear incesantemente, lo que le provocaba heridas abiertas en las puntas de sus orejas, y existían grandes posibilidades de que padeciera leishmaniasis (enfermedad parasitaria grave que desemboca en muerte).
Antón iba con su rabo metido completamente entre sus patas traseras (síntoma de miedo por su desgraciado contacto social) y tenía su cabeza constántemente gacha (jamás miraba al frente y, aún menos, hacia arriba) debido a sus experiencias traumáticas así como al aislamiento que había padecido.
Antón no ladraba por el maltrato físico y psíquico recibido por sus anteriores dueños, sentía pavor ante cualquier ruido por mínimo que éste fuera y le aterrorizaba relacionarse con sus congéneres (vivía en un habitáculo de 5 x 2 con más de 25 perros).
Antón sufría pesadillas con incesantes movimientos espasmódicos bruscos y llantos constantes cada vez que conseguía dormirse (labor harto complicada porque no conseguía relajarse por muchos mimos que recibiera) y le costaba hacer sus necesidades fisiológicas con regularidad.
Antón fue adoptado con 8 meses (se le calculaba...) en ARCA-UPRODEA de Dos Hermanas un verano de hace ya 2 años, donde se solicitó el perro que se encontrara en peores condiciones de los que allí se encontraban, sin recibir muchas esperanzas de su recuperación: se le inscribió oficialmente como Manolo (por su "abuelo"...).
LOLO AHORA cojea en contadas ocasiones después de 1 año recibiendo rehabilitación y masajes en su patita enferma todas las noches mientras dormía al lado de su adoptante (para que cogiera confianza, ya duerme solito en su cesta), se pone a 2 patas para saludar (al sentarse sí se le nota...), salta y corre como un galgo, come por ti, por mí y por todos sus compañeros (14'5 kilos... ¡y lo que ha costado que los pese!) aunque aún, alguna vez, hay que indicarle que beba pero normalmente va él solo cuando tiene sed.
LOLO AHORA sólo padece conjuntivitis y dermatitis estacional (no ha recuperado totalmente el pelo en su "pata chula"), otitis esporádicamente (por lo que, en consecuencia, tiene magníficamente bien las puntas de sus orejas porque su cabeceo es menos constante) y, aunque la posibilidad de padecer leishmaniasis no está completamente descartada aún, no padece ningún síntoma grave significativo actualmente de la enfermedad.
LOLO AHORA únicamente mete el rabo entre sus patas traseras y agacha la cabeza cuando se le riñe (¡qué le gusta la basura!) y ya te mira a la cara.
LOLO AHORA aulla si no le haces caso y emite ladridos cortos cuando quiere jugar (sobre todo con su novia Barbie, una Rottweiler de 13 años y 45 kilos), no se asusta con cualquier ruido (dos Semanas Santas llevado a rastras tras las bandas de música para conseguirlo: a la fuerza ahorcan...) y se relaciona a la perfección con sus congéneres (educado para que no se encele ante las muestras de cariño hacia otras mascotas, ni gruña ni se pelee) así como con las personas (le gusta jugar con los niños y respeta el espacio de las personas mayores: no se les sube nunca).
LOLO AHORA duerme plácidamente con facilidad (raras veces gimotea) y sueña felizmente (débiles espasmos de tarde en tarde).
LOLO AHORA ES BONITO (con su brillante pelo), ALEGRE (¡mueve el rabo con una fuerza hercúlea!), CARIÑOSO (enloquece con las personas que conoce), MÁS CONFIADO (si un desconocido le llama de buen tono por su nombre se deja acariciar), BUENO (no hace sus necesidades en la acera: se espera a llegar a su "campito" o busca un alcorque), OBEDIENTE (menos en las zonas en la que va suelto porque le encanta explorar ya que lleva sangre de cazador), EXPRESIVO (es para verlo cuando se le indica que se va a la calle o que llega "Telepizza"), TRANQUILO (puede estar descansando en su camita horas si no ve movimientos que delaten salir de casa)...
... PEEEEEEEROOOOOOO...
¡¡¡NO LE GUSTA BAÑARSE!!! (¡con lo habitualmente que se le lava y no se acostumbra!)
Hay que arrastrarle (literalmente) porque, cuando se le llama, sabe para lo que es (misterios de la naturaleza porque se le intenta engañar de mil formas...), cojerlo en brazos para meterlo en la bañera y ahí se queda quieto, cual estatua, hasta que empieza a sentir el agua y entonces... ¡entonces el baile de San Vito!... temblar, temblar, temblar... eso sí: en cuanto sale vuelve a ser el de siempre y corre a por su nudo (juguete) para que se le lance (por lo menos le encanta que le cepillen, algo es algo...).
Y, como buen rastreador, hijo natural de perdiguera y guarrete confirmado que es, obviamente la playa únicamente para husmearlo absolutamente todo, correr desaforadamente, y revolcarse en la arena (editado ya el 2º tomo de la trilogía "Historias de los múltiples intentos fallidos de sumergir a Lolo en el mar: esa misión imposible tanto por tierra como por aire"...).
Y yo... y yo me siento tremendamente afortunada por haberte encontrado hace ya dos años, cuando te calculaban tener 8 meses y no daban muchas esperanzas por tu recuperación porque eras un saquito de huesos muy débil al que había que darle de beber y le costaba miccionar y defecar con normalidad...
Y yo... y yo me siento tremendamente afortunada por haberte encontrado hace ya dos años, cuando te calculaban tener 8 meses y no daban muchas esperanzas por tu recuperación porque andabas a saltitos con una patita encogida padeciendo dermatitis, calvicie, picores, conjuntivitis, otitis y heridas...
Y yo... y yo me siento tremendamente afortunada por haberte encontrado hace ya dos años, cuando te calculaban tener 8 meses y no daban muchas esperanzas por tu recuperación porque no dormías, sufrías pesadilas, espasmos y llantos, tenías siempre tu rabo entre las patas y la cabeza agachada, no ladrabas, te asustabas con cualquier ruido y tenías miedo a otros perros...
Y yo... y yo me siento tremendamente afortunada por haberte encontrado hace ya dos años, cuando te calculaban tener 8 meses y no daban muchas esperanzas por tu recuperación... ¡Qué afortunada soy!, ¿verdad?.
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